viernes, 3 de abril de 2009

Semana 15ª

Ya estamos de vuelta en Menorca otra vez, y esta semana nos tocaba revisión con la matrona. En primer lugar nos dio los resultados del triple screening, que han salido muy bien, la probabilidad para la T18 es de 1/6700 y para la T21 1/4220, si no recuerdo mal...

Después me tomó la tensión, que esta vez estaba dentro de valores normales, revisamos los análisis de sangre y orina, todo correcto también, y me pesó (horror). Resulta que desde que me quedé embarazada he subido 2 kgs 200 gr., gracias a Dios no es demasiado, de hecho no me regañó, pero he de reconocer que mis planes eran no subir nada durante el primer trimestre, pero en fin... durante el viaje he comido de maravilla y confieso que no me he privado absolutamente de nada!

Le comenté a la matrona que durante los dos días anteriores había estado sintiendo unos pinchazos como pequeñas descargas eléctricas en el hueso de la cadera, sobre todo en el lado izquierdo, y que estos pinchazos a veces eran tan potentes que habían llegado a despertarme incluso. El segundo día que los sentí me fui a urgencias (después de consultar con una doctora del 061 por teléfono) y allí me recibieron con mucha preocupación creyendo que estaba sufriendo contracciones, que vaya susto me llevé al verle la cara de preocupación al médico! En aquella visita también descartaron que la causa del dolor pudiera ser una infección de orina, y finalmente llegamos entre todos a la conclusión de que las caderas se estaban ensanchando y que esos dolores se debían al desplazamiento de los huesos y articulaciones para dejar más espacio al bebé. Pues bien, la matrona al saber de todo ésto, me dijo que tenía que aprender a distinguir entre molestias y dolores, definiendo estos últimos como dolores que te impiden hacer tu vida normal y que hacen que se te salten hasta las lágrimas. Molestias son todas las demás cosas que sientes, y durante el embarazo tendrás miles...

Por último estuvimos escuchando el corazón del bebecito, iba a 150 pulsaciones por minuto! La matrona dijo que esto también era normal, así que nos fuimos a casa muy tranquilos y satisfechos, sobre todo yo, que me invadía una sensación maravillosa de estar haciendo las cosas bien, cuidándome como Dios manda, y siendo una mimada de la fortuna, y esto es una gozada...



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