lunes, 23 de noviembre de 2009

El primer mes de Adrián

Y es que, a pesar de que ya ha cumplido dos, no he tenido ni tiempo ni ganas de escribir. Adrián tuvo una entrada en la vida que yo calificaría como de "heavy metal".

Apenas llevábamos dos días en casa cuando comenzaron los cólicos; la cosa es que no eran los cólicos "al uso", es decir, al atardecer o anochecer, sino cólico por la mañana, por la tarde y por la noche. Podía pasarse fácilmente dos horas seguidas llorando; varias veces al día. Fue agotador física y emocionalmente. La impotencia que sientes es tan grande que te rompes. Mi madre decía que era un niño hipersensible, muy nervioso, y apenas sabíamos qué hacer para calmarle. Nos lo pasábamos la una a la otra, lo llamábamos el "cambio de brazos" porque veíamos que a veces funcionaba y se calmaba un rato. A menudo llegaba la siguiente hora de comer y como aún lloraba, no sabías ya si era de hambre, de dolor o de qué. Incluso me daba miedo darle el biberón otra vez por si eso le ponía peor aún. Fuimos probando de todo y por su orden:

  1. Cambiamos la leche a la versión Digest AC/AE
  2. Le preparábamos biberones de Blevit Digest(con hinojo y manzanilla)
  3. Comenzamos a darle Colikind (homeopatía)
  4. Después pasamos a darle Aerored en gotitas
  5. Como no funcionaba, pasamos al Entero Silicona
  6. Cambiamos la bañera normal por la Tummy Tub
  7. Mi prima Ana, la matrona, me enseño a hacerle masajes abdominales, en concreto el de las agujas del reloj alrededor de su ombligo, el I Love You y simplemente "manos que reposan" cuando estaba muy nervioso.
  8. Me descargué una música que se llama "dentro del útero" y que es en teoría lo que los bebés oyen cuando están en nuestra barriga. Cuando empezaba el cólico me encerraba con él en la habitación, casi a oscuras y le mecía mientras escuchábamos aquello.
  9. Y algo que funcionaba bastante bien era no intentar que el bebé se callara a toda costa. si partimos de la base que el cólico tiene un componente nervioso muy importante, y que su función es descargar toda la tensión acumulada durante el día, yo simplemente le abrazaba y le decía "llora cariño, sácalo todo fuera". Así, Adrián lloraba con fuerza y apenas 5 minutos después caía rendido y dormido.
La lactancia materna fue mixta desde el principio, ya que en el hospital le daban bastantes biberones para que ganara peso. Yo comencé a sacarme leche ya allí y al llegar a casa seguía pero cuando empezaron los cólicos, mis nervios de punta y el poco tiempo que quedaba para sacarse leche, fue convirtiéndose en algo cada vez más difícil; tardaba como 45 minutos en sacarme 60ml de leche, y cada vez tenía menos; me aconsejaron que me sacara leche 8 veces al día, eso eran... 6 horas sacando leche. Sencillamente inviable. Así que a los 15 días dejé de sacarla y la lactancia pasó a ser exclusivamente artificial. Me dolió en el alma, tanto que había hablado yo de la lactancia materna, y ala, a la mierda a las primeras de cambio.


Juan volvió al trabajo en cuanto llegamos del hospital y apenas paraba por casa. Si no es por mi madre, no sé qué habría sido de mí, ya que peleé y peleé con él lo que no está escrito. Nos enfrentábamos continuamente por las tonterías más grandes, y además a mí me parecía que estaba completamente inmerso en su trabajo y no en nosotros, en la familia que acabábamos de crear. En fin, de pesadilla total.



Y bueno, de dormir ya ni hablamos; récord de estancia en su cuna, 13 minutos. Así que nos encatrinábamos con él en las siestas y por la noche. Esto se llama colecho; al principio no pegaba ojo, pero con el tiempo me he acostumbrado a dormir abrazada a él, y aunque estás en un estado como menos dormida, terminas descansando igualmente. Y él aguanta muchas más horas dormido si está conmigo que si está solo en su cuna. Por otra parte, es muy bonito sentir su respiración, sus manitas que te tocan la cara en mitad de la noche, y cuando comienza a despertarse porque tiene hambre te das cuenta enseguida y no hace falta que se ponga a llorar.


Así las cosas, empecé a consumirme, pensaba que no servía para ser madre, que cómo se me había ni pasado por la cabeza tener un hijo, que aquello iba a terminar fatal, etc... Me sentía culpable, me sentía inútil, me sentía agotada. Perdí por completo el apetito, comía porque había que hacerlo, perdí el sueño a pesar de no poder con mi alma, tenía permanentemente un nudo en el estómago y el corazón parecía que se me iba a salir del pecho. Me dolía la espalda a rabiar. Me sentía incapaz de hacerme cargo de mi nueva situación. Estaba convencida, yo no servía para ser madre. De los 6 kilos que había engordado en el embarazo, en mi primer mes como mami ya había perdido... 11. Otra cosa no, pero me estoy quedando estupenda, jejeje.

Me diagnosticaron depresión postparto. Yuju. Comencé a tomar un antidepresivo, y a los pocos días empecé con crisis de ansiedad también. Superyuju. Una tarde tuve que ir a urgencias al ambulatorio con una buena crisis, me dieron un alprazolam debajo de la lengua y me acostaron media hora, con la orden "olvídate del mundo". Volví a casa como nueva.

Como mi madre tenía que volver a Madrid, Juan seguía sin pedir el permiso de paternidad y Adrián seguía igual, yo estaba aterrada, pensé que no podría hacerme cargo yo sola del bebé en ese estado y que iba a terminar completamente loca. Me sentía muy sola, y mi madre me sugirió que me fuera a Madrid unas semanas con ella; al principio le dije que no, que mi sitio estaba en Menorca porque allí estaba Juan, el padre de mi hijo; pero visto que él no nos hacía mucho caso que digamos, decidí pensar en mí ante todo, ya que el hecho de que yo estuviera mejor ayudaría a Adrián. Y decidí irme con mi madre 3 semanas a casa de mis padres, al barrio donde he crecido, con mis hermanos, mi familia, mis amigas de siempre. En Menorca, aunque llevo 5 años viviendo, apenas conozco gente.

Cuando Adrián tenía 25 días nos fuimos a Madrid mi madre, Adrián y yo. Allí le conocieron sus tíos, las cuñadas, mis amigas, etc... Y el día que cumplía un mes, llegó su padre de Menorca.



lunes, 5 de octubre de 2009

Estancia en el hospital

Pues aquí estoy otra vez, dispuesta a seguir relatando los primeros días de Adrián en este mundo y de Joan y yo como padres.

Adrián fue llevado al nido como ya conté a los 3 cuartos de hora de haber nacido, pero en ningún momento estuvo en incubadora, sino en una cunita solitaria en mitad del dichoso nido, con una enfermera en la habitación contigua que solía estar más pendiente del ordenador que del bebé. Así estuvo 48 horas, desde el momento en que nos dijeron que los padres podíamos ir a verle siempre que quisiéramos, ya os imaginais todos, Joan y yo nos trasladamos a "vivir" al nido en sendas butacas y teníamos a Adrián en brazos prácticamente todo el tiempo, le dábamos los biberones, le cambiábamos los pañales e incluso a mí me dejaron bañarle la primera mañana.

La lactancia materna fue una auténtica pesadilla, tuve que escuchar todo tipo de gilipolleces (con perdón): que mis pechos eran demasiado grandes, mis pezones demasiado cortos, que mi hijo no tenía desarrollado el reflejo de succión (cuando succionaba los biberones como un campeón), y lo mejor de todo, que mi hijo era un vago porque prefería los biberones. Lo más irónico e indignante fue que le habían enchufado un biberón a la media hora de llegar al nido, a las 6 horas le habían dado otro, el cuál el pobre niño vomitó, y de resultas de esto, le habían hecho un lavado de estómago por si tenía "restos de parto". Todo esto sin decirnos ni una sola palabra a los padres. Para colmo le estaban poniendo chupete también, que cuando lo vi les dije que se lo llevaran inmediatamente. Pero no, según las enfermeras el problema eran mis pechos, demasiado grandes y mis pezones demasiado cortos.

Me lo ponía al pecho con 2 ó 3 enfermeras observando cada uno de nuestros torpes movimientos, las tenía bien encima, me ponían muy nerviosa porque me estrujaban los pechos para que saliera calostro, me estiraron de los pezones, en suma, veía las estrellas, y un momento o acto de amor como es el alimentar a tu hijo se convertía en una auténtica guerra con el bebé llorando como loco porque le aplastaban la cabecita contra mi pecho, le abrían la boca a la fuerza, y yo estaba más tensa que un palo. Visto el éxito, en cuanto tuve la subida de la leche, hacia el tercer día, pedí un sacaleches y comencé a extraerla para dársela en biberón por lo menos.

Al tercer día también nos dijeron que ya podía salir del nido pues estaba ganando peso, pero que continuábamos ingresados porque ahora tenía ictericia, y había que darle sesiones de fototerapia de 24 horas. Lo que hicimos fue llevarnos la cunita a la habitación con las lámparas de fototerapia, y así estuvimos día y NOCHE no 24 horas, sino 48. Nos daba muchísima pena ver al bebé medio desnudo, sólo con el pañal, y un antifaz, solito en medio de la cuna tomando los rayos UVA aquellos. Por menos de nada el antifaz se movía y se le quedaban los ojos al descubierto. Joan y yo no dormíamos nada, vigilando continuamente que no se le subiera el antifaz a la frente.

En el hospital lo pasamos francamente mal, en primer lugar porque estábamos deseando volver a casa pero no había manera, cada mañana cuando visitaba el pediatra, que por cierto le han llegado a ver 3 distintos y cada uno con sus criterios e ideas completamente diferentes al anterior, salía algo nuevo y ese día tampoco podíamos irnos. Compartir habitaciones minúsculas es verdaderamente incómodo, entre las 2 camas, las 2 cunitas, y las 2 butacas de acompañante, prácticamente no se podía pasar. Sumado a las visitas que recibían nuestras compañeras de habitación (una tarde llegamos a ser 13 personas!!!) aquella situación era de locos.

Así que al 6º día, cuando llega la 3ª pediatra en cuestión y nos dice que el bebé ya tiene los niveles de bilirrubina normales, que ha respondido muy bien a la fototerapia, pero que nos quedemos 24 horas más en observación, le dije que tururú, que se quedara ella si quería, y firmamos el parte de alta voluntaria, no sin antes tener que escuchar su reprimenda y su intento de meternos miedo por si le pasaba algo al niño. Lo que ella no sabía era que yo no estaba tomando esa decisión a lo loco, había hablado con bastantes familiares médicos y sabía que una vez que los niveles de bilirrubina en sangre comienzan a descender, es muy improbable que vuelvan a subir. Así que como llevaban 2 días bajando y además estaban dentro de la normalidad, au revoir al hospital Mateu Orfila de Mahón.

Nos fuimos con tantas ganas y prisas que Joan se dejó un tiesto en lo alto de la carrocería del coche, y arrancamos con él encima. Cuando llegamos a la carretera general nos acordamos del tiesto, pero Joan dijo que seguro que se había caído por ahí y que no quería dar la vuelta para buscarlo. En ese momento vemos caer el tiesto de la discordia por la luna de detrás, y claro, le hice parar y recoger el maltrecho kalanchoe que me había regalado una compañera de trabajo y que me encantaba.

Tres cuartos de hora más tarde llegábamos a Ciutadella, no podíamos creer que ya estábamos en casa, y a mí me sucedió algo verdaderamente sorprendente: los 5 días que estuve en el hospital tuve los tobillos y los pies tan hinchados que no me podía ni abrochar las sandalias, y eso que paseaba arriba y abajo continuamente para que bajara el edema, pero nada. Pues fue llegar a mi casa, y en dos horas ya tenía los pies como siempre. Increíble, verdad?



viernes, 2 de octubre de 2009

Y en mi alma amaneció

El relato de mi parto

El martes 15 de septiembre ingresé en el hospital a las 8 de la mañana; estaba muerta de miedo ante lo desconocido. A las 10 me visitó la ginecóloga, me hizo un tacto y me dijo que continuaba teniendo el cuello del útero intacto, es decir, que no había trabajo de parto ninguno. Nos explicó a Joan y a mí el procedimiento al que iban a someterme para inducirme el parto, y tuve que firmar una hoja de consentimiento informado. Y a las 10 y media me introdujeron en la parte más alta de la vagina, junto al cuello del útero, la tira de prostaglandinas.

Al cabo de una hora comencé a sentir contracciones, eran flojitas y estuvieron monitorizándome durante una hora. Como no había dinámica de parto propiamente dicha me aconsejaron que caminara mucho; así que me tiré un par de horas caminando por los pasillos del hospital, a ratos con mi madre y a ratos con Joan. A la hora de la comida, sobre las 2, las contracciones comenzaron a ser más fuertes, pero siempre absolutamente irregulares en cuanto al tiempo. Después de comer continué caminando por los pasillos, y a eso de las 5 de la tarde ya tenía contracciones cada minuto; empezaban a ser durillas, y en todo momento me recordaban mi madre y Joan que respirara, ya que me iba desesperando y se me olvidaba; pedí que volvieran a monitorizarme, y entonces se vio que efectivamente las contracciones eran mucho más regulares e intensas, y en otro tacto comprobó la ginecóloga que el cuello del útero se había reblandecido al fin, pero no estaba dilatada para nada.

Me encontraba bastante mal, hubo un momento que comencé incluso a llorar de dolor porque aquellas contracciones no cesaban, y no tenía tiempo para recuperarme físicamente entre una y otra. Me mareaba, estaba empapada en sudor y vomité.

Decidieron retirarme la tira de prostaglandinas para ver si las contracciones cesaban o si por el contrario el trabajo de parto continuaba. Estaba tan deshecha que por una parte deseaba que aquello parara un poco para poder recuperarme, aunque eso supusiese una demora. Pero no cesaron. Continuaron siendo cada minuto y entonces decidieron bajarme a una sala de dilatación.

Sólo podía acompañarme una persona, la idea era que fuese Joan, pero me encontraba tan mal que quise que entrara mi madre; sé que ni la comadrona ni las enfermeras lo entendieron porque intentaron que cambiara de idea, pero yo me sentía morir y necesitaba a mi madre conmigo; además, sabía que mi madre entendía perfectamente lo que yo estaba pasando; Joan se portó muy bien y no puso ninguna pega.

Las horas que pasé en la sala de dilatación se me desdibujan en la memoria. Era una habitación muy pequeña, sin ventanas, y hacía mucho calor. Me pusieron un camisón de esos que se cierran por detrás y por los hombros, y allí me quedé con mi madre a solas durante casi todo el tiempo en espera de la tan deseada dilatación. Fueron unas horas muy largas, volví a vomitar, y a los sudores fríos se le unió un tembleque muy fuerte, que tan pronto necesitaba taparme con la sábana como destaparme y pedir a mi madre que me abanicara; al rato de hacerme una exploración en la que me dijeron que el cuello ya se había abierto dos centímetros, sentí como si me hubiera orinado encima, pero se trataba de la bolsa de aguas, que se había roto. El líquido era claro, lo cuál era una buena señal de que el bebé estaba bien.

A partir de ahí todo fue por suerte muy rápido; pronto estaba en 4 centímetros, me preguntó la matrona si quería epidural, yo la suplicaba de hecho que me la pusieran ya por favor, y ella me dijo que vale, pero que cuando comenzara el periodo de expulsión me bajarían la dosis para que pudiera sentir las contracciones y empujar. Le dije que por mí no había problema, pero que por Dios, me pusieran algo que me permitiera descansar un poco, porque me encontraba exhausta y temía no tener fuerzas para empujar cuando llegara el momento. Me pusieron en ese momento una vía con suero porque estaba bien deshidratada y exhausta.

Me pusieron también un enema, que lejos de incordiarme me alivió bastante, y sobre las 10 de la noche nos dijeron que tardaría aún unas 10 horas en terminar. Pasó sólo una hora, los dolores eran insoportables, y la matrona volvíó a explorarme; sorpresa: estaba dilatada de 8 centímetros y ya no había posibilidad de poner ninguna anestesia. Cuando escuché aquello creí morir; dijo que ya quedaba muy poco, y que de hecho lo que quedaba era lo más fácil y lo menos doloroso; mi madre le dijo que de eso nada, que lo que quedaba era lo peor, y por un momento medio discutieron. La comadrona se molestó y se fue, y en su lugar vino una ginecóloga a atender el parto.

Pronto sentí durante una de las contracciones ganas de empujar, y en seguida la enfermera convirtió la cama en la que estaba tumbada en un potro, sacaron unos estribos para que apoyara los pies y me dio por arrancarme en plan superman el camisón aquel y quedarme prácticamente desnuda. Con cada contracción y pujo creía morir, pero pensaba “tengo que traer al mundo a mi hijo” y con esa idea en el centro de mi mente empujaba lo más fuerte que podía.

Pasó una hora y media. El bebé había descendido pero no lo suficiente; y la ginecóloga decidió utilizar una ventosa para terminar ya con aquel suplicio. Cuando la metió dentro de mi vagina me incorporé en la cama, no sé cómo ni con qué fuerzas, y chillé como loca que me sacara aquello, que me moría del dolor, pero tanto la ginecóloga, como la enfermera y mi madre me decían que no me moría y que empujara fuerte que ya estaba el bebé aquí. Me dijo que si quería tocarle la cabeza pero yo tenía miedo de que al incorporarme el bebé volviera a subir, y le dije que no, pero mi madre se asomó y vio que efectivamente ya estaba allí.

Y ya todo fue muy rápido. De repente sentí entre las piernas un calor muy agradable, el mismo calor que se siente en la piel cuando alguien nos toca, y noté cómo resbalaba algo muy rápido desde dentro hacia fuera de mí. Y de golpe y porrazo, tenía a mi bebé sobre mi barriga, mirándome con los ojos muy abiertos y con cara de sorpresa. Estaba moradito y mojado, brillante, y me pareció muy largo. Fue tan sorprendente que apenas podía relacionar los dolores que llevaba horas sintiendo con la personita que de pronto y como por arte de magia me miraba desde mi barriga. Me salió del alma decirle “bienvenido”. Me pareció que se parecía mucho a su padre, y me fijé también en que tenía unos pies muy grandes. Y le conté los dedos, de las manos y de los pies, no sé por qué extraña razón esto me parecía muy importante. La enfermera dijo en voz alta que eran las doce y veinte del 16 de septiembre.

Vino otra contracción pero ya no me pareció siquiera que doliese, apenas empujé un poquito y salió la placenta. Esto sí que fue sorprendente, qué aspecto más raro, parecía un filete de hígado enorme. La ginecóloga cortó el cordón umbilical y se llevaron a Adrián a una mesita que había al lado para pesarle, medirle, ponerle una inyección de vitamina K, y probablemente más cosas que entre la sorpresa y el agotamiento ni me enteré. Mientras tanto, la ginecóloga me cosió tres puntos internos, por suerte me había librado de la episiotomía. Yo no podía apartar la vista de Adrián, estaba francamente alucinada, y la enfermera me dijo que por fin me veía sonreír después de tantas horas. Me lo pusieron al pecho pero no se cogió, en su lugar no paraba de hacer ruiditos como de quejas, no llegaba a llorar pero parecía bien fastidiado de que le hubieran sacado así a las bravas. Las cuatro mujeres que estábamos dentro de aquel paritorio (mi madre, la ginecóloga, la enfermera y yo) comenzamos a darnos besos y enhorabuenas, fue un momento muy bonito.

Y mientras intentábamos que se cogiera al pecho, vino la comadrona con todo el papeleo del hospital, pero yo estaba como flotando y prácticamente no me enteré de nada de lo que me dijo.

Me pasaron con el bebé a otra cama para subirme a planta, y mi madre salió a avisar a Joan, pero por desgracia no estaba en la sala de espera. Una vez llegamos a la habitación, el papá del otro bebé con quien compartíamos habitación, se bajó a dar una vuelta por el hospital a ver si lo veía, pero tampoco le encontró. Se me encogió el corazón al ver que no lo encontrábamos. Además, una enfermera me cogió al bebé y me dijeron que se lo llevaban al nido a pasar la noche para tenerle en observación. La razón era triple: bajo peso (2590 gr), parto con ventosa y escaso líquido amniótico. Por fin conseguimos un teléfono móvil y mi madre llamó a Joan y le dijo que Adrián ya había nacido. Al parecer se había ido a dormir al coche, ya que esperaba que el parto durara 10 horas como nos habían dicho en un principio. El pobrecillo se pegó un buen susto, y sé que le supo muy mal no haber estado en la sala de espera cuando salió mi madre a avisarle.

Pasé toda la noche en vela, incapaz de dormir, excitada por todo lo que había vivido y preocupada por el bebé. Mi madre se quedó en la butaca de la habitación, pero creo que tampoco durmió, y Joan se bajó otra vez al coche. Antes de bajar entró en el nido para conocer a su hijo, y estuvo un ratito con él.

Aquí empezó la pesadilla del hospital, en el que estuvimos 5 días encerrados y del que salimos el domingo 20 firmando un alta voluntaria porque ya no podíamos más. Esta parte de la historia, la dejo para la próxima entrada.



lunes, 14 de septiembre de 2009

40 Semanas

Pues deseo cumplido, aunque ni de lejos como yo esperaba; mañana me ingresan para inducirme el parto. Esta mañana estuve en el hospital, me hicieron la prueba de monitorización fetal, un tacto del cuello del útero y una ecografía, y parece que el bebé está bien de talla pero bajo de peso (la ginecóloga calcula que unos 2 kilos 600 gr.); además parece también que el líquido amniótico comienza a escasear. Ella ha escrito en la solicitud de ingreso "sospecha de CIR" (crecimiento intrauterino retardado); dice que si estuviera de menos semanas, esperaríamos a ver qué tal se desarrollaba el niño, pero que estando ya cumplida, no tiene sentido esperar más.

Me ha explicado que primero me pondrán una tirita en el cuello del útero con prostaglandinas, a ver si esto produce contracciones de parto. De no ser así, en unas 12 horas, me pondrían un goteo con oxitocina sintética. En principio no se sabe cuánto tardaré en ponerme de parto, puede pasar todavía un día o dos.

No os voy a mentir, estoy hecha polvo; por un lado me da muchísima pena que todo vaya a terminar de esta manera tan artificial, por otro lado estoy muerta de miedo porque no sé qué me espera exactamente, pero sí me han dicho que es duro y posiblemente largo, ya que parto de 0, pues en el tacto que me ha hecho la ginecóloga estoy bastante "verde"; tengo el cuello del útero intacto. Y por otro lado me preocupa mucho la salud de mi bebé, que si bien me han dicho que sólo es un problema de peso, que en principio todo lo demás está bien, necesito verlo para creerlo.

No sé bien cuándo podré volver a escribir, pero lo antes posible os daré noticias.

viernes, 11 de septiembre de 2009

39 Semanas

Hoy termina la que podría ( y desearía) que fuera la última semana de embarazo, mañana es 12 de septiembre, el día D. En realidad hace ya al menos un par de semanas que estoy preparada para lo que pudiera pasar, en cualquier momento el bebé podría nacer, pero parece que las cuentas se van a cumplir.

Las molestias continúan in crescendo, contracciones durante todo el día pero irregulares, y por la noche, en cuanto comienzo el paseíto, se vuelven muy frecuentes y dolorosas, aunque el dolor es bastante soportable. El dolor de la contracción se me irradia hacia los riñones, y cuando termino de cenar sólo puedo irme a la cama de lo mucho que me duelen la espalda y las piernas.

Ayer jueves estuvimos en la matrona, era la última visita. Me dio los resultados de la prueba del estreptococo, ha dado negativo, por lo que no tendrán que ponerme antibióticos el día del parto. La altura del útero está ahora en 37 cm, el latido fetal era de 136 pulsaciones por minuto, y los kilos engordados en total durante el embarazo son 6,100 gr. Le conté las molestias que siento y me dijo que todo era normal y que no querían decir nada (yo confiaba en que los dolores púbicos fueran debidos a que el cuello del útero se estuviera borrando, pero parece que no tiene por qué). No me exploró ni tampoco me pudo decir que el bebé estuviera ya encajado; dijo que no hacía falta saberlo y que para qué me iba a molestar. Y me dió cita para el próximo lunes en el Hospital de Maó en caso de que todavía no hubiera dado a luz para hacer la prueba de monitorización fetal. Sinceramente, espero no llegar al lunes con bombo, porque desplazarme 45 kms. al hospital no me apetece ni lo más mínimo, ya que aunque todavía conduzco, casi nunca lo hago más de 10-15 minutos.

El miedo tan intenso que sentía hacia el parto comienza a diluírse, y está siendo sustituído por un deseo muy grande de ver ya a mi hijo y tenerle en mis brazos. Me parece que veo recién nacidos por todas partes, y sueño cada noche que ya está con nosotros. El parto comienza a parecerme un trámite molesto pero necesario, y el resultado es lo que verdaderamente importa.

domingo, 6 de septiembre de 2009

38 Semanas

El domingo pasado llegó mi madre desde Madrid, y ahora ya no estoy sola todo el día, lo cuál me ha dado mucha tranquilidad porque tengo con quién comentar cada nuevo síntoma que aparece, que estas últimas dos semanas estoy viendo que son muchos. Además, ella está haciendo todo el trabajo duro de la casa, con lo que yo estoy mucho más descansada. El papi además está impresionado de lo mucho que está creciendo la barriga estos últimos días, anoche llegó a decir que su tamaño era desproporcionado, jajajajajaja!

Desde que llegó he retomado los paseos al anochecer, que desde junio no había vuelto a caminar, entre que estaba sola y el calor que hacía, este verano ha sido poco productivo en este sentido. Caminamos junto al mar alrededor de una hora, y prácticamente desde que empiezo a caminar, comienzan las contracciones; yo que me quejaba de no tener contracciones de Braxton Hicks, estas últimas semanas las tengo a todas horas, pero sobre todo de noche; en realidad me he dado cuenta de que ya las tenía en el séptimo mes, pero las confundía con movimientos del bebé; pensaba que el bebé se estiraba de brazos y piernas a la vez y que por eso se tensaba de aquella manera la barriga... cosas de primeriza!

Algunas de estas contracciones comienzan a ser francamente dolorosas, y también noto una presión muy fuerte en el pubis, que en ocasiones irradia dolor hacia la parte baja de la espalda; por lo que he leído, se trata de la cabeza del bebé, que ya debe estar encajada y "pidiendo pista". En ocasiones tengo que dejar lo que esté haciendo y pararme, o sentarme, hasta que el dolor pasa, y consulté con la matrona qué quería decir esto de tener tantas contracciones y molestias mientras caminaba; me explicó que se trataba de "contracciones por irritación" y que debía bajar el ritmo o sentarme cuando esto ocurriera; también me dijo que si me frotaba mucho la barriga (en plan lámpara de Aladino jejeje) se produciría una contracción.

El miércoles retomamos las clases de preparación al parto, que durante todo el mes de agosto no tuvimos porque la matrona hizo vacaciones, y fue bastante bien; por primera vez pude practicar el ejercicio del expulsivo que tanto me angustiaba (llegar al momento del parto sin saber empujar eficazmente) y aunque lo hago todo bien, hay un pequeño detalle, y es que no logro hacer descender bien mi diafragma, de manera que en mitad de la barriga me sobresale un "churrillo" cuando empujo, que según la matrona es el intestino (y yo creía que era la espalda del bebé puesto de lado...); varias veces lo intenté y el churrillo siempre ahí. Tengo que seguir practicando...

Y durante la hora de teoría nos puso un video de un parto (absolutamente explícito) que cuando terminó y nos preguntó qué nos había parecido, quedamos todos en silencio y bastante pálidos. A mí me daban ganas de escaparme por la ventana pero... creo que ya no hay otra salida . Era tan emocionante y bonito como impresionante y duro. Pudimos aclarar algunas dudas que a mí me quitaban el sueño, por ejemplo, nos explicó que no iban a rasurarnos el pubis como se hacía antes, que lo de ponernos un enema tampoco era por sistema (dijo que al hacernos el tacto vaginal, podían notar con la parte de detrás de los dedos si había masa fecal en el recto, y en ese caso nos "sugerían" ponernos uno para que en el momento de empujar no saliera aquello también), nos explicó el tema de la epidural, que si bien quitaba el dolor, también nos quitaría libertad porque ya quedaríamos inmovilizadas en la cama con la vía de suero y medicamentos, la de la propia anestesia, y monitorizadas para controlar las constantes vitales del bebé; también le pregunté cuánta gente estaría presente durante el periodo de expulsión; dijo que si se trataba de un parto vaginal sin complicaciones, sólo la matrona y el papá de la criatura, lo cuál me tranquilizo porque me imaginaba ahí espatarrada delante de 6 ó 7 personas y no me apetecía nada en absoluto. Nos explicó que en el hospital de Mahón se podía dar a la luz en otras posturas que no fuera la típica tumbada en el potro (de tortura, porque madre mía...) y nos dijo que esto era algo que tendríamos que negociar con la matrona que estuviera de guardia, ya que no todas están a dispuestas a andar agachadas en caso de que queramos parir en cuclillas (por supuesto si nos han puesto la epidural, de cuclillas nada, sentadas como mucho). Además, pariendo en cuclillas es imposible que la matrona nos proteja el periné, ya que no puede meter la cabeza ahí debajo. Y hablando del periné, la temida episiotomía. Al parecer tampoco es una práctica sistemática, sólo se hace cuando la matrona ve que el periné va a desgarrarse.

En fin, el tema parto ocupa prácticamente la mitad de mis pensamientos diarios, por una parte estoy cagada, pero por otra estoy deseando que suceda ya de una vez, visto que otra no me queda, y tener a Adrián en brazos después de tantos meses imaginando cómo será.


sábado, 29 de agosto de 2009

37 Semanas

Cada vez queda menos para que llegue el gran día, y llegar a la semana 37 ha sido un alivio en el sentido de que el embarazo ya se considera "a término"; ahora el bebé puede nacer cuando quiera.

Esta semana lo que he notado es que tengo dolores de regla varias veces al día, mi prima Ana (la matrona) me ha explicado que son contracciones. El día que me ponga de parto la cosa comenzará así, pero las contracciones serán más fuertes y rítmicas. Además, la cabeza del bebé está buscando el "camino de salida" y a veces noto como si lo tuviera empujando bien encima del cuello del útero, como si fuera a salirse, y la pelvis se me partiera en dos. Entre las contracciones y las prospecciones bebiles, ya estoy empezando a conocer el dolor de una manera muy particular, pero no quiero ni pensar lo que me espera todavía!

A pesar de los achaquillos y el calor negro que nos ha tocado en gracia este verano, el papi y yo vamos avanzando con todos los preparativos, y esta semana ya quedó lista la habitación, y la minicuna también está ya montada y lavadas las sabanitas. Además, le convencí para limpiar a fondo el coche por dentro, y ya hemos puesto la pegatina de "Bebé a bordo", jejejeje.

El síndrome del nido pega fuerte estas últimas semanas como veis, a menudo estando en la cama me vienen ideas de cosas que habría que limpiar, ordenar o arreglar, y en alguna ocasión he tenido que levantarme a hacerlo en ese mismo momento porque ya me entra el nervio y no puedo volver a dormirme; el miércoles a las 6 de la madrugada estaba planchando ropita de bebé tan feliz, tarea que a causa del calor había postergado continuamente. También hago listas con todas las cosas que hay que hacer y cada vez que tacho una, me siento un poco más ligera, aunque resulte paradójico a estas alturas! Toda mi cosa es que la casa esté perfectamente limpia para cuando llegue el bebé, por él y también porque quién sabe cuándo volveré a tener tiempo de limpiar a fondo como estos días.

Y otra de las cositas que hice esta semana fue comprar el "feliway", un difusor de hormonas felinas para que los gatos estén calmados a pesar de los cambios que se nos avecinan; ya sabéis que los gatos son animales muy sensibles a los cambios, y deseo que se alteren lo menos posible. Por consejo de la veterinaria, la habitación del bebé está abierta, para que entren y salgan a su antojo, huelan todo lo que tengan que oler, y se familiaricen con todas las cosas nuevas que están entrando en casa; Lira, la mayor, ha pasado toda la semana durmiendo dentro de la bañerita, y desde que está montada la minicuna, se ha mudado a ella. Por suerte le hemos puesto una sábana encima para que la llene de pelos todo lo que quiera sin perjuicio de la cunita!


Y por último me gustaría resaltar que Joan y yo llevamos unos días muy bonitos, sin peleas, tranquilitos, cooperando como un equipo y disfrutando de nuestros últimos momentos "de a dos". Han vuelto los besos, las caricias, los abrazos y los "te quiero", y esto me hace sentir muy feliz, porque menudo embarazo le he dado al pobre hombre! ;-)

miércoles, 26 de agosto de 2009

36 Semanas

Escribo mediada la 37, pero es que no he tenido forma de hacerlo antes, sorry for the delay...

La semana pasada tenía cita con el anestesista y la matrona; con el anestesista las cosas fueron regulares; me estaba haciendo una especie de historial cuando al comentarle que tenía una hemorroide me dijo que entonces, el día que me pusiera de parto, y según llegara al hospital, pidiera ser visitada por un ginecólogo en lugar de por una matrona, ya que teniendo este "problemilla", lo más probable es que tuvieran que hacerme cesárea. A partir de este momento entré en modo "negativo" y el resto de la visita fue bastante tenso. En primer lugar no lo había oído jamás, que una hemorroide fuera una razón para acabar con una cesárea, y ya es raro, teniendo en cuenta el alto porcentaje de embarazadas que las sufren, no...? Así que le hice la cruz a este señor, y a sugerencia de mi hermano Carlos, ahora mi hemorroide se llama igual que él ;-)

Ni que decir tiene que removí Roma con Santiago para verificar la información que me había dado este señor, y nada, que no se hacen cesáreas por hemorroides, y que ciertamente muchas llegamos con ellas al día D. Así que un problema menos.

Y después, respecto a la visita con la matrona, pues comentar que era una diferente a la que me ha llevado todo el embarazo ya que la de siempre está de vacaciones; una chica muy maja y muy alegre que me animó bastante, la verdad. Desmintió tajantemente lo de la cesárea por hemorroide y fue la única que se animó a echarle un vistazo. Por suerte, y sobre todo gracias al Hemoal, la cosa ya pinta mucho mejor, aunque no ha desaparecido, pero eso casi que es lo de menos a estas alturas.

Escuchamos el corazón del bebé (esta vez papi pudo venir, que desde abril prácticamente no había vuelto a escuchar a su hijo) y la matrona bromeó diciendo que era todo un gato (por ser yo madrileña) por la potencia y ritmo tan fuerte que llevaba el enanillo. Sigue colocado como toca, cabeza abajo y con la espalda en el lado derecho de mi abdomen, aunque juraría que la semana pasada estaba colocado en el lado izquierdo, primero porque hubo un día que le noté moverse mucho y con grandes esfuerzos, y segundo, porque después de tanto movimiento, los piececillos estaban en el lado opuesto. Pues nada, se ve que ha vuelto a hacerlo pero esta vez no me he enterado!

Me pesó y por suerte parece que sólo llevo cogidos unos 6 kilos en todo el embarazo, algo bueno tenía que tener el sobrepeso inicial!

También me hizo la prueba del estreptococo (palito por delante y por detrás) y ahí, por primera vez en lo que llevo de embarazo, salieron a la luz mis terrores a que me toquen por ahí, pues me cerré como una ostra y me puse bastante nerviosa. Ante la perspectiva de dar a luz en pocas semanas, la matrona me dio una charlita cariñosa acerca de lo necesario que es que aprenda a relajarme y confiar, pues el día del parto tendrán que hacerme algunos tactos y conviene que se lo permita, básicamente porque me dolerán menos que si contraigo toda la musculatura vaginal. Uf, qué agobio!


También salió a la luz que vengo padeciendo una infección vaginal por hongos desde hace bastante tiempo, a juzgar por la colonización existente, y me he tenido que tratar con óvulos, y el papi también, pero con una pomada (pregunta de la matrona: ¿pero todavía mantenéis relaciones...? y un "sí..." medio avergonzado por respuesta)

Y después de la visita con la matrona, aprovechamos el día libre del papi para ir a comprar las cosas que venimos necesitando últimamente, a saber, una televisión nueva ya que la vieja hizo "plof" el otro día y le empezó a salir humo, y un colchón nuevo para el cuarto pequeño, para cuando llegue mi madre, que el viejo era una caca de vaca.

De mis insomnios sigo igual, algunas noches sólo duermo 3-4 horillas, y ya he comenzado a aficionarme al infurelax y a leer de madrugada hasta que el sueño vuelve, porque lo de estar dando vueltas en la cama era criminal.

viernes, 14 de agosto de 2009

35 Semanas

Aunque se trata de un tema muy íntimo y habrá quien piense que escribir sobre esto puede resultar hasta desagradable, la auténtica protagonista de la semana en cuestión ha sido una linda hemorroide que me está haciendo la vida un poquito más difícil (porque del calor mejor ya ni hablamos...); y es que las hemorroides forman parte normal del embarazo (creo que la razón es la conjunción de estreñimiento + mayor volumen sanguíneo) y de esta yo no me he librado.

Hizo su primera aparición hace un par de semanas, pero no sé todavía muy bien cómo, la paré en seco con un poquito de gel de aloe vera; pero fue una batalla ganada en falso, porque esta semana ha vuelto con mucha más fuerza, y las cosas más tontas como caminar o sentarme (y levantarme, ósease, todo lo que implique mover mis partes pudendas) se han convertido en una maniobra lenta y dolorosa, por no hablar del momento "ir al baño"). Ahora no parece haber bastante aloe en casa para calmarla, y la doctora me ha recomendado que aplique un poco de aceite de oliva y haga baños de asiento con agua helada (sí, literalmente, con cubitos de hielo); también me ha dado la buena noticia de que posiblemente no desaparecerá en lo que me queda de embarazo, que en el parto alcanzará su máxima expresión, pero en contrapartida, a partir de que el bebé esté fuera, podré ponerme cremas eficaces que la harán desaparecer o al menos me aliviarán mucho. Uf....



De esta semana no mucho más; el lunes me hicieron la última tanda de análisis de sangre y orina, el jueves el papi empezó a rascar las paredes de la habitación del bebé y esta misma tarde me he hecho con la pintura y los utensilios; me muero de ganas de dejar de ver esa pared rosa que jamás me ha gustado por una preciosa pared "verde Covadonga" de Titanlux! (un saludo a Judith ;-))

domingo, 9 de agosto de 2009

34 Semanas

Por fin llegó la anhelada semana 34 y con ella la última ecografía, que pensando que no me hacían una desde la 20, realmente la espera ha sido muuuuuy larga.

A la eco me acompañó mi madre, y esta vez me la hicieron en el centro de salud de Ciutadella, y aunque el obstetra era más seco que la mojama, me quedo con que el bebé está bien y eso es lo que importa; ha vuelto a girarse (pero esta vez sobre su eje, ;-)) y ahora ha puesto la espalda en mi lado derecho del cuerpo; está bien cabeza abajo (doy fe de lo que empuja con su cabecita) y pesa alrededor de 2250 gr. Esto me tranquilizó mucho ya que, por alguna extraña razón, tenía mucho miedo a que no estuviera creciendo lo suficiente. Estaba bien dormido y no nos deleitó con ningún movimiento suyo, y además como es tan grandote ya hay que conformarse con verlo por partes, y la verdad, con un médico tan locuaz, tampoco me enteré de mucho; lo que mejor le vi fueron la columna vertebral, con un montón de huesecitos en fila, y los hemisferios cerebrales (si después de hacer la carrera de Psicología no soy capaz de distinguir los hemisferios en una eco, es para matarme, no?); y el latido cardíaco esta vez era de 145, un poquito más bajito que de costumbre, seguramente porque dormía.

No tengo aquí las medidas del abdomen, diámetro biparietal y fémur, pero las tres correspondían a la semana de gestación o una menos, así que bien.

Y al día siguiente fui a hacerme el electrocardiograma para el anestesista, que necesita esto y los resultados de los análisis de sangre y orina que me haré en la 35 para todo el protocolo de la epidural; la verdad es que me impone respeto el hecho de que me anestesien, pero llegado el momento puede que me imponga mucho más el dolor, así que, prefiero tenerlo todo listo por si las flyes...

También en esta semana me trajeron el mueble bañera a casa, y ya comencé a lavar sobre todo bodies y pijamas, me quedé sorprendida con la cantidad que tenía, he ido acumulando cual hormiga todo el invierno y ahora tengo casi 20 bodies!

Y mis padres nos han regalado el cochecito de Chicco trío Scoop, en color verde, porque nos enseñaron varios colores y al salir el verde el bebé se puso a moverse mucho y pensé que era el más apropiado (bueno, reconozco que también es el que más me gustaba a mí); y también, al día siguiente, cuando vino el chico de la tienda de bebés a montarme la bañera en casa, el bebé tampoco paró de patalear mientras lo hacía (se estará enterando de alguna extraña manera que todo eso para él...?)
Y por último, deciros a todos que después de muchos meses deliberando, hemos decidido (o debería decir "he decidido"?) que nuestro hijo se va a llamar Adrián, dado que fue el primer nombre que elegí allá por la semana 12, la primera vez que nos sugirieron que parecía un varón. El significado (el que viene del mar) me vuelve loca, y además lo encuentro masculino y con fuerza. Al papi no le encantaba el nombre, pero dado que pasaba el tiempo, y las demás alternativas no eran demasiado apetecibles, me planté en Adrián, y mi madre me apoyó comprando un babero con este nombre; Joan desesperó un poco al principio, me llamó mandona y demás, pero al final parece que se ha acostumbrado y que no le desagrada. Me sabe mal que no hayamos sabido encontrar un nombre entre los dos, pero de verdad que este tema me tenía muy agobiada, y el poder desbloquearlo ha sido un verdadero alivio!

sábado, 8 de agosto de 2009

33 Semanas

Como ya sabéis los que leéis habitualmente el blog, ya no tengo acceso a internet, por eso escribo de la semana 33 estando a día de hoy de 35, pero bueno, es por seguir un orden. Mañana volveré a conectarme y os contaré la 34...

De la semana 33 destacaría que el insomnio llegó a su punto fuerte, lo normal era dormir 3-4 horas por noche, y pasar el día como un zombi total, muy distraída y con dolor de cabeza, y fui al médico a pedir la bendita baja. Desde entonces estoy con una sensación de alivio, de "si no duermo no importa" que hizo que me relajara y comenzara a ver la vida de otra manera muy distinta. Y también a dormir algunas horas, todo sea dicho.



Además estos días mis padres y mi hermano pequeño visitan la isla, por lo que he podido cambiar totalmente de hábitos, y el mero hecho de estar con ellos (a mi padre y a mi hermano no les veía desde el mes de octubre pasado, y a mi madre desde marzo) también me ha ayudado a relajarme mucho. Cuando les vi en el aeropuerto monté el numerito de los lloros, abrazada a mi madre como una niña, me moría de vergüenza, pero por desgracia en este embarazo estoy llorando más que en toda mi vida, así que no me queda otra que aceptarlo/me, porque he descubierto que al menos después de llorar me quedo tranquilísima, jejejeje...

El bebé ajeno a lloros y a insomnios, dando sus sesiones de patadillas y pellizquitos por mis bajos fondos, y apretando su cabecita contra mi pubis, a veces me da la sensación de que me parto del dolor, pero me dijo la doctora que es normal, que se va abriendo el canal de parto, así que cuando tengo un dolor muy intenso trato de pensar que es por un bien.

domingo, 26 de julio de 2009

32 Semanas

Se me acabaron las vacaciones y el lunes volví al trabajo, lo cuál no hubiera sido tan horrible como esperaba si no hubiera sido porque de bienvenida tuve la desagradable sorpresa de comprobar que nos han quitado el acceso a Internet, lo cuál me deja absolutamente desconectada del mundo exterior y más aburrida que una ostra durante las 8 horas que religiosamente paso sola en este zulo que no tiene ni una triste ventana. Así que ahora estoy escribiendo este post en un documento Word que el sábado o el domingo copiaré al blog desde algún locutorio de Ciutadella, al módico precio de 0,50€ la media hora.

Y siguiendo con la lista de calamidades, esta semana se están alcanzando las temperaturas más altas en lo que llevamos de verano en Baleares, así que sigo pasándolas canutas en plena canícula, dado que el único lugar que conozco con aire acondicionado es mi coche (que ya es mucho y de agradecer, si pensamos que me chupo 50 kilómetros a las 14h); esta tarde por ejemplo, he visto que el termómetro marcaba 39ºC! Para dormir, para comer, para trabajar, para prácticamente todo utilizo un ventilador, pero esta noche se fue la luz a eso de las 4 de la madrugada, hora a la que cómo no, estaba despierta comiéndome la cabecita, y la hora que ha tardado en volver ha sido realmente sofocante. Lo siento mucho por la poca gente que tengo alrededor, porque estoy de una mala leche terrible.

Ahora hace casi 3 meses que no tomo el antidepresivo y a veces noto bajones que me hacen pensar si no sería mejor pedirle al médico que me lo volviera a recetar; luego pienso que hasta pasadas 3 semanas no hace efecto, y decido esperar a que desaparezcan por sí solos. Mayo en general fue bastante duro, en Junio ya tuve menos días de “esos”, y en Julio he tenido como una semana sólo. Pienso que mi cuerpo se tiene que volver a acostumbrar a fabricar por sí mismo serotonina, y esto a la vez me da la oportunidad de trabajar más con mi manera de pensar, de vigilar esos pensamientos que me hacen daño y que suelo tener de forma automática, y de perdonarme de vez en cuando y darme permiso para simplemente descansar de tanta angustia, culpabilidades varias y miedos irracionales. Me consuelo pensando que cada vez tendré menos bajones de estos y que habré ganado en libertad al finalizar un tratamiento que parecía que no iba a acabar jamás.

Cambiando de tema, lo que sí vengo notando desde hace un par de semanas es que el ardor de estómago se está acrecentando por momentos, ahora tomo Almax a diario prácticamente después de cada comida, y a veces he notado que a los 20 minutos de habérmelo tomado el ardor vuelve a empezar, lo cuál me desespera un poquito también, porque ya no es que coma cosas picantes o ácidas y ésta sea la causa del ardor, es que cualquier alimento me lo produce… Cuando era pequeña, pensaba que el ardor de estómago de las mujeres embarazadas se debía a que el bebé iba a tener mucho pelo. Ahora sé que es la relaxina, que no me cierra bien el estómago por arriba (el píloro creo que se llama), porque de lo contrario estaría convencida de que no daré a luz a un niño sino a un mono!


Ayer asistimos a la última clase de preparación al parto hasta septiembre, la primera parte fue normal, hicimos gimnasia como siempre, pero después, en lugar de practicar las respiraciones con los papás, estuvimos sólo las madres haciendo un ejercicio de visualización del día del parto; fue muy interesante, empezamos desde el momento en que nos encontramos en casa y comenzamos a sentir las primeras contracciones dolorosas pero relativamente espaciadas en el tiempo (en esta parte la matrona nos aconsejaba que nos distrajéramos todo lo posible), luego se pasaba al tiempo en el que las contracciones son rítmicas y su frecuencia cada vez mayor (el consejo era tomar un baño de agua tibia de no más de media hora) y cuando hacía más de una hora que eran cada 5 minutos ya podíamos empezar a irnos al hospital. Una vez allí visualizamos el estar ingresadas primero en planta, con nuestra pareja, monitorizadas y practicando las respiraciones que hemos aprendido, y por último cuando nos bajaban a la sala de partos y por fin nacía el bebé. Pero ahí no acababa el ejercicio, porque después de todo esto, visualizamos la vuelta a casa y las temidas primeras semanas, en las que íbamos solucionando todos los problemas que iban surgiendo hasta que finalmente nos sentíamos a gusto y seguras en nuestro nuevo papel de madres. Me pareció un ejercicio muy interesante, sobre todo por la posibilidad de imaginar esta situación desde un estado mental de tranquilidad, creo que puede llegar a ser muy útil llegado el momento.

En la clase que hacemos con la matrona después de los ejercicios, estuvimos haciendo la lista de las cosas que tenemos que llevarnos al hospital, y por suerte para mí, en el Mateu Orfila tienen de todo, no tengo que llevarme ni un camisón siquiera, apenas unas braguitas de papel (se conoce que al principio la hemorragia será fuertecilla y es más práctico tirar las braguitas que intentar limpiarlas), las zapatillas, una bata, el neceser, y para el bebé sólo la ropa del día que nos vayamos a casa, porque mientras estemos allí, le visten con ropa del hospital. Y yo que pensaba meter hasta pañales para el enanillo! Casi casi puedo prepararla mientras vaya notando las primeras contracciones, aunque… mejor la haré este fin de semana ;-)

31 Semanas

Aunque hace ya 2 semanas que terminé la 31ª, por motivos ajenos a mi voluntad no he podido actualizar el blog antes, así que haré un pequeño resumen de lo que recuerdo de la semana 31...
Estaba de vacaciones, mi hermana Bárbara vino a visitarnos a Menorca y hacía un calor de mil demonios. Entre unas cosas y otras acabé teniendo un bajón anímico importante, y la pobre mujer me ha visto llorando y/o enfadada muchas más veces de las que le habría gustado (lo siento hermanita).
Shekel, mi gato, se fue una noche de excursión y tardó dos días en aparecer; ya sé que es un gato y que los gatos hacen estas cosas, pero no puedo evitar angustiarme cuando veo que ya es de día y el gato no ha vuelto. Salimos a buscarle por los alrededores e incluso subimos a casa de la vecina (a veces le da por meterse allí y se queda encerrado) pero no le encontramos. Dos días después, a las 7 de la mañana, entró por la puerta como si tal cosa, vino a mi habitación mugriento y soltó un "miaaaaaauuu" bien alto para que supiéramos que ya estaba allí. Fue un gran alivio!
Los nervios además me jugaron otra mala pasada y el mismo día que Shekel había desaparecido tuve una pelea muy fuerte con Joan que se saldó con su marcha de casa (a instancias mías) y mi posterior arrepentimiento, pero no fuimos capaces de solucionarlo hasta dos días después tampoco, y la reconciliación fue bastante pobre, vamos que volvió a casa pero no conseguimos solucionar ninguna de las desavenencias que habían provocado la explosión.
Mientras todo esto ocurría en mi cabeza, sin embargo el bebé iba completamente a su bola, ya que seguía moviéndose normalmente y además creo que comenzó a encajarse en mi pelvis en aquellos días, ya que estando en la playa, sentí un dolor que presionaba bastante fuerte en la parte inferior de la cadera, y dicho dolor se irradiaba hacia mi vagina y riñones, y sólo conseguí aliviarlo colocándome en cuclillas en el suelo, como una rana. Me dolía tanto que sinceramente me importaba muy poco lo que pudiera pensar la gente que estaba alrededor ;-)

domingo, 12 de julio de 2009

30 Semanas

Hoy escribo desde un cibercafé, no me aclaro nada con este portátil y además en 15 minutos me tengo que ir, así que haré lo que pueda...

Toda esta semana he estado de vacaciones y me ha venido muy bien el tiempo libre para poder poner al día tanto la casa como las cosas del bebé.

Por fin se han producido avances en este campo, y a día de hoy ya tenemos en nuestro poder el moisés, la cuna y la silla de paseo (todo esto nos lo han prestado la hermana y el cuñado de Joan) y la bañera la fui a encargar el viernes por la mañana, y en unos 10 días la tendremos en Menorca. Bebé, esto empieza a tener forma!

También tuve visita el martes con la matrona, y fue sin duda la visita con mejores noticias desde que estoy embarazada. Por partes:

- Este mes no he engordado ni un gramo, de hecho he perdido medio kilo. Bien!
- El latido fetal y la altura del útero están perfectos, y éste último corresponde a las semanas de gestación, o lo que es lo mismo: "claro que tu barriga está creciendo" (últimamente algunas personas me habían "asustado" diciéndome que me la veían igual que hace 3 meses, y yo estaba llegando a la conclusión de que mi bebé no estaba creciendo como correspondía)
- El bebé ya está colocado cabeza abajo, o en "posición óptima de salida", y aunque está girado hacia el lado derecho de mi cuerpo, para mí está perfecto que haya abandonado la postura de toro sentado, ya que entre otras cosas no he vuelto a sentir ninguna patada enb el cuello del útero, lo cuál es genial. Ahora sin embargo noto una presión sobre la vejiga que me hace orinar más frecuentemente y unos movimientos de piececillos debajo de mi pecho que me hacen muchas cosquillitas.
- Y las próximas visitas las tengo con el anestesista, para hacer un electrocardiograma y otras pruebas para ponerme la epidural en caso de necesitarla el día del parto. Me preguntó la matrona que qué opinaba de la epidural y la dije que sin problemas, que intentaría aguantar sin ella todo lo que pudiera, pero si me la tenían que poner, que me la pusieran. No tengo ganas de hacer la heroína, sinceramente. Uf, me doy cuenta mientras escribo esto que en dos meses estaré pariendo y me entra el "acojone" otra vez...

Y bueno, aún me queda otra semana más de vacaciones, tiempo para seguir avanzando y descansando, que cada día me siento más pesada, y este calor no me está ayudando precisamente.


Buen fin de semana a tod@s!

jueves, 2 de julio de 2009

29 Semanas

De la semana que termina hoy diría sobre todo que me he encontrado bastante mal a causa del calor que hace estos días; y es que no se trata de tener calor, se trata de no dormir, de levantarme cansada, malhumorada, apática... De sentirme pesadísima y lenta, de marearme por menos de nada... De estar muy irritable, muy borde, y muy metida en mí misma para no liarla más... Y es que aunque el termómetro de casa se empeñe en decir que estamos a 29ºC, la humedad del aire es muy alta, del 90% aproximadamente, y esto hace que la sensación térmica sea de unos 37-38ºC... Unido a mis siete meses de embarazo, nos da una sensación de "43ºC, aquí no hay quién viva"

Por suerte el papi ha comprado hoy una piscina de plástico y la ha montado en el patio; lleva todo el día liado con el tema, se ha levantado a las 9 (y eso que es su día libre) y se ha presentado en el Lidl el primero para asegurarse de que no nos quedábamos sin; ha comprado una lona para ponerla debajo. Ha estado limpiando el patio a conciencia, inflando la piscina media mañana con un pequeño inflador de playa, hasta que se ha dado cuenta de que perdía aire, pobrecillo, estaba totalmente empapado de sudor! después, mientras llenaba los 3500 litros de agua, ha estado montando el filtro de la depuradora, y a las 9 de la noche todavía anda liado con la piscina; eso sí, me ha contado que no ha podido resistirse y se ha dado un bañito a pesar de que no está llena del todo, y la experiencia ha sido calificada como "de lujo". Así que para estos 15 días de vacaciones que empiezo el sábado, creo que ya tengo una cosa más en que pasar el tiempo: hacer el garbanzo metida en nuestra piscinilla. Papi ha sido muy tierno cuando me ha llevado al trabajo, que me ha dicho que mientras la montaba, se imaginaba que el próximo verano nos bañaríamos con el bebé y jugaríamos en el agua.




Debo reconocer que este santo varón está aguantando a una mujer enloquecida que tan pronto ríe como llora, como grita, como se disculpa, como que todo vuelve a empezar. El ambiente en casa se crispa rápidamente(lo crispo yo, lo crispan mis hormonas???) como si el aire estuviera impregnado de pólvora, de modo que salimos volando por los aires en cuestión de minutos. Me sorprendo a mí misma sintiéndome herida por sucesos o palabras que en otro momento de mi vida, no es que me hubieran dejado indiferente, pero desde luego no habrían provocado tanto "dolor". Y el despecho me hace saltar cual leona sobre el ofensor, que casi siempre es el papi por ser el que está más cerca básicamente. Y si no está cerca, la ofensa es precisamente esa, el que haya tenido que pasar todo el día sola porque él estaba trabajando, haciendo esos horarios imposibles de temporada de verano, y se fue cuando yo aún dormía, y vuelve cuando estoy a punto de acostarme.

Malos genios aparte, el bebé tiene cada vez más fuerza y mayor tamaño, lo sé porque lo siento moverse simultáneamente en lugares distantes entre sí de mi barriga, y además ya se aprecian desde fuera estos movimientos. Tiene la costumbre de quedarse completamente quieto cuando alguien que no sea yo pone su mano sobre mi vientre, de modo que hasta ahora parecía que me estaba inventando que se movía; sin embargo, esta mañana, el papi ha podido comprobar con sus propios ojos (abiertos como platos) cómo mi barriga se ondulaba y volvía a su sitio otra vez; te hemos pillado enanillo, ya no puedes esconderte!

miércoles, 24 de junio de 2009

28 Semanas

28 semanas quiere decir que hemos comenzado el séptimo mes; el tiempo ha pasado volando y me sigue costando creer que vaya a tener un hijo, yo!

Comenzamos la semana con un sustillo, la noche del viernes al sábado tuve que acercarme a urgencias porque el bebón había pasado todo el día sin apenas moverse, sólo un leve golpecito a mediodía y desde entonces nada. Allí, el médico intentó escuchar su corazón pero no lo encontraba, y finalmente decidieron hacerme una ecografía. Fue muy cortita, apenas 2-3 minutos, pero al grano, el corazón estaba ahí latiendo con normalidad, y el nene muy quietito, como si durmiera; el médico le empujó un poco con el ecógrafo y finalmente dio una patada (esa sí la sentí), así que pude irme a casa tranquila. Posteriormente he sabido que los días de mucho calor nos aplatanan a todos, fetos incluídos, por lo que esta situación podría volver a repetirse mas veces a lo largo del verano.

Y el sábado volvimos de nuevo a urgencias (se ve que le he cogido el gustillo, sobre todo porque desde que estoy embarazada me atienden rapidísimo, jejejeje). Esta vez la causa fue un corte que me hice en el dedo barriendo (sí, barrer es otra actividad de riesgo ;-)) y es que el palo de la escoba se partió y me pilló el dedo dentro. Estaba sola en casa y no conseguía parar la hemorragia, supe que necesitaba volver a urgencias pero no podía conducir con una mano, así que llamé hasta a cuatro personas distintas, pero no hubo manera de que nadie me contestara el teléfono. Cada vez más cabreada y nerviosa, me vestí como pude con una mano, me envolví el dedo en un trapo mojado, y salí a la calle a tocar a casa de los vecinos, donde por suerte estaba el pater familias José, que me llevó rápidamente al Canal Salat. He pasado algunos días con el dedo vendado, pero ya voy usando cada vez más la mano "pocha".

Y el domingo... a que no sabéis lo que hice? Exacto! Volví al centro al salud! Esta vez fui porque me tocaba la vacuna anti-D, por ser mi grupo sanguíneo Rh-. En fin, que ya está puesta, una tarea menos.

El martes comenzaban en Ciutadella las fiestas de Sant Joan, y el papi y yo veíamos por la tele "el primer toc" cuando tuve una reacción sorprendente. Al escuchar sonar el fabiol, me emocioné mucho y me eché a llorar como una boba. Es el sexto Sant Joan que vivo, pero se ve que el embarazo ha hecho que éste sea bien diferente. Eso, o que llevo dentro un ciutadellenc de armas tomar! El papi se reía y le decía al bebé, "acabas de escuchar tu primer toc desde dentro de mamá", y yo lloraba y lloraba... Para colmo a los 5 minutos me tuve que marchar corriendo a Mahón, pues tenía turno de tarde, y a medida que me alejaba más y más del pueblo, se me partía el corazón.

Esta semana no podía ser de otra forma, os cuelgo dos videos, uno de este momento tan emotivo que da comienzo a las fiestas y el otro de la entrada del caixer senyor en el Born, que es otro momento muy especial para los que vivimos aquí y os deseo un feliz San Juan a todos!



jueves, 18 de junio de 2009

27 Semanas

La protagonista de esta semana ha sido sin duda la glucosa. El lunes por la mañana acudí al centro de salud a que me realizaran la "curva larga", fue pesadísimo, llegué las 8 de la mañana, me sacaron sangre en ayunas y me dieron la botellita de glucosa para beber que esta vez estaba más concentrada que cuando hice la prueba de la hora, de hecho hasta picaba al tragar, y los últimos sorbos fueron un suplicio. Y me senté a esperar a que pasara la primera hora, la cuál fue la peor en cuanto al estómago, que se me revolvió bastante y lo único que me apetecía era devolver, pero sabía que si lo hacía tendríamos que volver a empezar, así que me aguanté. Cada hora me sacaron sangre hasta un total de 4 veces, pero lo más difícil fue permanecer sentada en el ambulatorio tanto tiempo ya que no me permitían ni siquiera deambular por los pasillos; tampoco se podía ni beber agua, con el calor que hacía!

Por fin terminó, al salir estaba contentísima de haberlo aguantado sin devolver, pero ayer miércoles, que era el día que la matrona me daba los resultados, me empezó a entrar el miedo de que dieran altos y me diagnosticaran una diabetes gestacional, vamos, una complicación para el bebé. Además, no lo niego, de la pesadilla de hacer la dieta baja en hidratos y posiblemente nula en azúcares, de tener que pincharme el dedo para mirar la insulina varias veces al día, etc...

Estaba bastante nerviosa cuando llegué a mi cita con la matrona, la cuál no me hizo esperar demasiado y nada más llegar me dijo que los resultados estaban bien (uuuuuuffffffff); en cualquier caso, le dije que me había asustado tanto que a partir de ahora iba a comer mucha más verdura!




Por lo demás el bebé sigue bien, bastante activo, con sesiones de hipo muy tiernas casi cada día, y posiblemente en la misma posición que la semana pasada, ya que no he notado grandes movimientos y sí más patadillas en el cuello del útero, así como mayor actividad en la parte derecha de mi abdomen. A veces noto cosquilleos en lo que debe ser la parte más alta del útero, que llega ya hasta mis costillas prácticamente, pero no sé qué será. Mi prima Ana me ha aconsejado que cada día me coloque unos minutos a cuatro patas, de este modo se deja espacio suficiente al bebé para girarse. Me dijo "Y un día sentirás un bluuuurrrrrp, y el bebé se habrá girado"

Y ayer en la escuela de padres, nos dieron una charla informativa sobre la lactancia materna, lo cuál me agradó mucho, ya que veo que son partidarios de este tipo de alimentación, y que puedo encontrar ayuda en caso de tener dificultades los primeros días. Aprendí varias cosas importantes en referencia a este tema:

  • La cantidad de leche producida es directamente proporcional a la cantidad de leche extraída, ya sea por el bebé o por el sacaleches.
  • Diferencias en la postura según se de el pecho ó el biberón, muy importante en mi caso, que siempre he dado biberones. No se coge al niño igual.
  • Mientras amamantemos podemos comer de todo, no es cierto que el sabor de los alimentos pase a la leche, y no es cierto que haya alimentos que agrien la leche.
  • El llanto del bebé es un signo tardío de hambre, hay que ofrecerle el pecho cuando comienza a hacer gestos de búsqueda (hociqueo)
  • Prohibido usar chupetes y biberones hasta que la lactancia materna no se haya estabilizado, para evitar que el niño confunda las tetinas con el pezón, ya que la leche se extrae de diferente manera.
También nos dieron información sobre ABAM, la asociación que funciona en Baleares y a la que podemos dirigirnos en caso de tener dudas o dificultades.



miércoles, 17 de junio de 2009

Premio Desafío

Aceptando el premio desafío que me envía Sopita Seca, aquí tenéis mis respuestas:



8 COSAS QUE QUIERO LOGRAR:
  • Llevar mi embarazo a buen término, en las mejores condiciones posibles
  • No engordar más de 9 kilos durante el mismo
  • Soltarme ya a hablar menorquín y dejarme de inseguridades
  • Cambiarme de casa, pero sin renunciar a tener un patio
  • Controlar mi mal genio, especialmente con mi pareja
  • Poder dar el pecho a mi hijo sin problemas ni interferencias
  • Que mis gatos no lo pasen mal cuando llegue el bebé por "celillos felinos"
  • Ahorrar unos 100€ al mes, y que no desaparezcan cada 3 meses...


8 COSAS QUE HICE AYER:
  • Desayunar con Joan
  • Sacarme varias fotos de la barriga con el móvil
  • Sentirme culpable porque han replanificado los turnos de mis compañeros a causa de mi próxima maternidad
  • Sacar un saltamontes enorme de casa
  • Acudir a clase de yoga prenatal
  • Regar todas las macetas, cactus incluídos
  • Comenzar a leer "Un regalo para toda la vida"
  • Cambiar pensamientos negativos ("no sabré ser una buena madre") por "confiaré en mi instinto"

8 PROGRAMAS DE TELEVISIÓN QUE VEO:

Bueno, yo he mezclado programas y series, porque programas en sí veo pocos:
  • Balears des de l'aire
  • Just for laughs
  • House
  • La chica de ayer
  • Saber y ganar
  • El Hormiguero
  • Espejo público
  • Esta Mañana


AMIGAS A LAS QUE LES PASO EL PREMIO DESAFÍO:

- A Natilandia
- A Menchu
- A Angélica
- A Judith
- A Mamá Blue
- A Rocío

Besos a tod@s!

miércoles, 10 de junio de 2009

26 Semanas

En esta semana fuimos a ver a la matrona el martes, que ya tenía los resultados de los análisis de finales de mayo. Básicamente, éstos han sido los resultados:

- Glóbulos blancos y rojos, plaquetas, hierro y demás componentes de la sangre: Muy bien (es lo único que está muy bien, que nadie se emocione ;-))

- Toxoplasmosis: "No la has pillado" (¿¿¿Cómorrr???)

- Test de O'Sullivan: 154 cuando el valor normal es 140, o sea que hay que repetir la prueba, pero esta vez nos beberemos el doble de glucosa y permaneceremos en el centro de salud tres horas, porque la primera vez, una hora nos supo a poco. Ah! Y para rematar, los 3 días previos a la prueba, tengo que hace una dieta en la que el azúcar brilla por su ausencia pero los hidratos de carbono son como el doble de lo que estoy acostumbrada a comer normalmente. Llevo un par de días medio haciéndola y tardo como media hora en comer, qué fatiga por Dios!

- Luego me palpó el abdomen (a la vez que me estrujó la vejiga) y sentenció que el bebé estaba colocado "de nalgas", pero que no había razón para preocuparse pues aún quedan tres meses y suficiente espacio en el útero para darse la vuelta.

Le escuchamos el corazón, y latía como siempre, a 150 pulsaciones por minuto.

- Del ardor de estómago me ha confirmado (porque ya me encargué yo de consultar a mi prima Ana hace un mes) que sí que puedo tomar Almax ó Alquen (ranitidina).

- Y del dolor de espalda que "todas nos quejamos de lo mismo" (so ajo y agua), que lo único que se puede hacer son algunos ejercicios para fortalecerla ó tomar un comprimido de paracetamol cuando ya no pueda más.

Por otra parte, ayer martes, el bebé me regaló uno de los momentos más divertidos y que más en evidencia ponen mi inexperiencia. Estando en el trabajo, noté un "click" en el vientre; a los pocos segundos otro, y así. Entonces me animé, y cuando él hacía su movimiento, yo le respondía dando un golpecito desde fuera. Así lo hicimos unas cuantas veces, y yo comencé a emocionarme pensando que me estaba COMUNICANDO por primera vez con mi hijo, con toda intencionalidad, hasta que tuve que dejar de responderle a sus golpecitos para (trabajar, por ejemplo...?) y noté que él seguía haciéndolos... Ahí comencé a caer del guindo y llegué a la conclusión de que alguien se había pasado bebiendo líquido amniótico y ahora tenía HIPO. Jajajajajajajaja!

jueves, 4 de junio de 2009

25 Semanas

Esta semana ha sido un poco de nervios, por ejemplo la noche del martes apenas pude dormir porque el miércoles empezaba el curso de preparación al parto, y se me antojaba que lo del embarazo estaba llegando a su fin, que en tres mesecillos tendremos al bebé en casa (qué mal me sabe llamarle "el bebé", pero es que aún no nos hemos decidido por ningún nombre) y me entró un miedo considerable. Y bueno, el miércoles por la tarde acudimos a la primera clase del curso al centro de salud.

La primera hora era sólo para las mujeres; estuvimos haciendo ejercicios físicos, repaso general de todo el cuerpo desde los tobillos hasta el cuello, y algo que me sorprendió mucho, también "abdominales", más flojitas que las normales, pero abdominales al fin y al cabo, y yo que pensaba que esos músculos no se podían casi ni mover durante el embarazo! Qué paletilla! ;-)

Fue bonito ver que en clase había mujeres llegadas de casi todos los continentes: había una chica árabe, con sus velos, otra asiática graciosísima que se perdía constantemente (además la matrona nos daba la clase en menorquín "ara amb sa cama dreta..." y ella levantaba la izquierda por ejemplo), otra chica latinoamericana, otra sueca, etc... Y castellanas creo que sólo somos dos.

La segunda hora consistió en una charla para las parejas, en concreto ayer comenzamos el módulo de crianza, ya que son consecutivos, y el próximo mes daremos "embarazo" y por último "parto". Se me hacía raro estar sentada en un aula del Canal Salat escuchando cómo hay que atender a un recién nacido junto a Joan, pensaba en cuándo y cómo nos conocimos y las vueltas que ha dado la vida desde entonces... De lo que nos explicó la educadora ayer, diría que lo más significativo fue que los recién nacidos lloran para comunicar sus necesidades, (esto no quiere decir que estén sufriendo, como cuando lloramos los adultos) y por tanto hay que atenderles SIEMPRE y con tranquilidad. Ella considera que un recién nacido abarca de los 0 a los 3 meses. Enfatizó varias veces que para criar a un niño, lo más importante, lo que de verdad es indispensable, es el amor y la paciencia.

Y hablando del amor, la educadora nos explicó que en el momento en el que el bebé sale de nuestro cuerpo y se separa de nosotras, en el momento en que ese "uno" que hemos sido durante 9 meses se convierte en "dos", se produce una fuerte descarga de la hormona oxitocina, cuyas finalidades son básicamente dos: producir la subida de la leche para poder amamantar, y que se produzca el enamoramiento por parte de la madre hacia el bebé, lo cuál le hace olvidar todos los sufrimientos que acaba de pasar y que en lugar de rechazar a la causa de tanto dolor (que sería lo lógico) sienta todo lo contrario, es decir, un amor muy grande y un deseo de proteger y ocuparse de "su cría". Con todo esto nos venía a explicar que el verdadero amor se produce algún tiempo después, cuando vamos conociendo a nuestro hijo y ocupándonos de él.



Otra cosa que aprendí fue el concepto de "efecto nocebo", del cuál no había oído hablar nunca. Se trata del efecto placebo pero en negativo, es decir, que si creemos que algo nos afectará negativamente a nosotras o a nuestros bebés, aunque se trate de algo inocuo, terminará afectándonos. Puso el ejemplo de que el parto no saliera como deseamos, que hubiera algún tipo de complicación, etc... y comencemos a preocuparnos pensando que esto afectará a la creación del vínculo con el bebé, a la subida de la leche y cosas así; parece ser que la sugestión puede obrar el (des-)milagro y hacer que esto sea cierto al final. Así que nos recomendó mucha calma, y confianza en el personal médico que nos atenderá cuando llegue el momento.

Buen fin de semana a tod@s!


viernes, 29 de mayo de 2009

24 Semanas

El martes pasado me hicieron más análisis; esta vez tocó orina, sangre (volverán a mirar Toxoplasmosis) y uno de los hitos del embarazo: el test de O'Sullivan. Consiste en administrar 200 ml. de glucosa en ayunas y al cabo de una hora se realiza una extracción de sangre para ver qué tal la ha metabolizado nuestro organismo; es útil para detectar diabetes gestacional, que afecta aproximadamente al 5% de las gestantes.

Como había escuchado pestes del líquido que te dan para beber, estaba un poco expectante, pero para mi sorpresa no sabía mal, tenía gusto a naranja y además estaba fresquito. Así que todo para dentro y al cabo de una hora me volvieron a sacar sangre. Los resultados se los enviarán directamente a la matrona, y tengo consulta con ella el 9 de junio.

Por lo demás no tengo mucho que contar, sí mucho que quejarme de dolorcitos y molestias varias. Los turnos de tarde me matan, y cuando se acerca la hora de "recoger el chiringuito" estoy de un mal humor tremendo de lo mucho que me duele la espalda y lo hinchadas que tengo las piernas y los pies. Ayer me metí en la cama con el churro- cojín de lactancia que me enviaron Juan y Ana de Almería, y después de algunas pruebas, encontré una postura en la que al fin no me dolía, lo que pasa es que era bastante antinatural, pues tenía toda la espalda arqueada al máximo, pero después de unos minutos así, parece que se descontracturó bastante. Nuestro cojín es como éste pero verde y azul:



Cuando Joan me vió meterme con él en la cama dijo "Oh, no, otro habitante más" y es que entre él y yo (que cada vez ocupo más espacio) y los 3 gatos que se nos colocan a los pies ya estamos un poco estrechos.

Y respecto a los movimientos fetales, se confirma que cuando gestiono incidentes más graves (los llamados "marrones": búsquedas, rescates, incendios...) el bebé me patea muchísimo. Las primeras veces que lo noté me hizo gracia, pero ahora cada vez menos, pues creo que lo hace porque nota mi tensión, o porque adopto una postura que no le debe resultar muy cómoda al pobre hombre... En fin... Cada día que pasa estoy más convencida de que no podré cumplir mi previsión inicial de asistencia al trabajo. Supongo que fui un poquito ilusa, pensaba que sólo sería la barriga lo que me pesaría, y que total... Pero son 1500 cosas más y no lo estoy pasando precisamente bien.

viernes, 22 de mayo de 2009

23 Semanas

¿Qué tenemos que decir de esta semana? Aparte de lo obvio, que ahora cada noche puedo sentir a mi bebé, y que se hace notar mucho mientras despacho incidentes en el trabajo, me decía el otro día una compañera, "eso es que te quiere ayudar pasando los avisos";-) Por las mañanas hemos venido cantando a Mahón, (esta semana se la hemos dedicado a Antonio Vega) y por suerte ya no salimos de noche de casa, y conforme nos acercamos a la parte de levante de la isla va saliendo el sol. El bebé se pasa todo el viajecito moviéndose y en cuanto llego al Consell Insular, que apago la música y aparco el coche, se queda quietecillo, se ve que entiende que es hora de trabajar y de ponernos un poco serios.

Por otra parte, desde el lunes estoy tomando mis queridas florecitas de Bach porque últimamente me he sentido bastante alterada y sufridora, y como siempre, han sido mano de santo, parece que la normalidad está volviendo a mi vida. Joan y yo estamos arreglando nuestras desavenencias y hasta los gatos parecen darse cuenta de que la calma ha vuelto a casa.

Y hablando de gatos, ayer en uno de nuestros paseos encontramos a tres gatitos metidos dentro del jardín de un chalet maullando como locos, muertos de hambre y sed. No debían tener más de 2 meses, y tenían tanta sed que uno de ellos había intentado beber agua de la piscina y se había caído dentro! Qué podíamos hacer dos piscianos como Joan y yo? Obviamente pasamos el resto de la tarde con los "mimis". Joan tuvo que entrar dos veces más en el jardín para separarlos del borde de la piscina porque como tontos volvían una y otra vez y se agachaban para beber, y yo envolví en el trapo que llevo en el coche para secar los cristales al que se había bañado y le estuve dando calor hasta que se secó, porque cómo tiritaba! Fuimos al súper y les compramos un paquete de pienso para gatitos, y volvimos al lugar de los hechos para darles de comer y de beber. Cuando nos fuimos de allí anochecía y los 3 hermanitos comenzaban sus juegos, ahora que tenían fuerzas. Esta tarde volveremos a ver cómo siguen nuestros amigos felinos.