domingo, 26 de julio de 2009

32 Semanas

Se me acabaron las vacaciones y el lunes volví al trabajo, lo cuál no hubiera sido tan horrible como esperaba si no hubiera sido porque de bienvenida tuve la desagradable sorpresa de comprobar que nos han quitado el acceso a Internet, lo cuál me deja absolutamente desconectada del mundo exterior y más aburrida que una ostra durante las 8 horas que religiosamente paso sola en este zulo que no tiene ni una triste ventana. Así que ahora estoy escribiendo este post en un documento Word que el sábado o el domingo copiaré al blog desde algún locutorio de Ciutadella, al módico precio de 0,50€ la media hora.

Y siguiendo con la lista de calamidades, esta semana se están alcanzando las temperaturas más altas en lo que llevamos de verano en Baleares, así que sigo pasándolas canutas en plena canícula, dado que el único lugar que conozco con aire acondicionado es mi coche (que ya es mucho y de agradecer, si pensamos que me chupo 50 kilómetros a las 14h); esta tarde por ejemplo, he visto que el termómetro marcaba 39ºC! Para dormir, para comer, para trabajar, para prácticamente todo utilizo un ventilador, pero esta noche se fue la luz a eso de las 4 de la madrugada, hora a la que cómo no, estaba despierta comiéndome la cabecita, y la hora que ha tardado en volver ha sido realmente sofocante. Lo siento mucho por la poca gente que tengo alrededor, porque estoy de una mala leche terrible.

Ahora hace casi 3 meses que no tomo el antidepresivo y a veces noto bajones que me hacen pensar si no sería mejor pedirle al médico que me lo volviera a recetar; luego pienso que hasta pasadas 3 semanas no hace efecto, y decido esperar a que desaparezcan por sí solos. Mayo en general fue bastante duro, en Junio ya tuve menos días de “esos”, y en Julio he tenido como una semana sólo. Pienso que mi cuerpo se tiene que volver a acostumbrar a fabricar por sí mismo serotonina, y esto a la vez me da la oportunidad de trabajar más con mi manera de pensar, de vigilar esos pensamientos que me hacen daño y que suelo tener de forma automática, y de perdonarme de vez en cuando y darme permiso para simplemente descansar de tanta angustia, culpabilidades varias y miedos irracionales. Me consuelo pensando que cada vez tendré menos bajones de estos y que habré ganado en libertad al finalizar un tratamiento que parecía que no iba a acabar jamás.

Cambiando de tema, lo que sí vengo notando desde hace un par de semanas es que el ardor de estómago se está acrecentando por momentos, ahora tomo Almax a diario prácticamente después de cada comida, y a veces he notado que a los 20 minutos de habérmelo tomado el ardor vuelve a empezar, lo cuál me desespera un poquito también, porque ya no es que coma cosas picantes o ácidas y ésta sea la causa del ardor, es que cualquier alimento me lo produce… Cuando era pequeña, pensaba que el ardor de estómago de las mujeres embarazadas se debía a que el bebé iba a tener mucho pelo. Ahora sé que es la relaxina, que no me cierra bien el estómago por arriba (el píloro creo que se llama), porque de lo contrario estaría convencida de que no daré a luz a un niño sino a un mono!


Ayer asistimos a la última clase de preparación al parto hasta septiembre, la primera parte fue normal, hicimos gimnasia como siempre, pero después, en lugar de practicar las respiraciones con los papás, estuvimos sólo las madres haciendo un ejercicio de visualización del día del parto; fue muy interesante, empezamos desde el momento en que nos encontramos en casa y comenzamos a sentir las primeras contracciones dolorosas pero relativamente espaciadas en el tiempo (en esta parte la matrona nos aconsejaba que nos distrajéramos todo lo posible), luego se pasaba al tiempo en el que las contracciones son rítmicas y su frecuencia cada vez mayor (el consejo era tomar un baño de agua tibia de no más de media hora) y cuando hacía más de una hora que eran cada 5 minutos ya podíamos empezar a irnos al hospital. Una vez allí visualizamos el estar ingresadas primero en planta, con nuestra pareja, monitorizadas y practicando las respiraciones que hemos aprendido, y por último cuando nos bajaban a la sala de partos y por fin nacía el bebé. Pero ahí no acababa el ejercicio, porque después de todo esto, visualizamos la vuelta a casa y las temidas primeras semanas, en las que íbamos solucionando todos los problemas que iban surgiendo hasta que finalmente nos sentíamos a gusto y seguras en nuestro nuevo papel de madres. Me pareció un ejercicio muy interesante, sobre todo por la posibilidad de imaginar esta situación desde un estado mental de tranquilidad, creo que puede llegar a ser muy útil llegado el momento.

En la clase que hacemos con la matrona después de los ejercicios, estuvimos haciendo la lista de las cosas que tenemos que llevarnos al hospital, y por suerte para mí, en el Mateu Orfila tienen de todo, no tengo que llevarme ni un camisón siquiera, apenas unas braguitas de papel (se conoce que al principio la hemorragia será fuertecilla y es más práctico tirar las braguitas que intentar limpiarlas), las zapatillas, una bata, el neceser, y para el bebé sólo la ropa del día que nos vayamos a casa, porque mientras estemos allí, le visten con ropa del hospital. Y yo que pensaba meter hasta pañales para el enanillo! Casi casi puedo prepararla mientras vaya notando las primeras contracciones, aunque… mejor la haré este fin de semana ;-)

31 Semanas

Aunque hace ya 2 semanas que terminé la 31ª, por motivos ajenos a mi voluntad no he podido actualizar el blog antes, así que haré un pequeño resumen de lo que recuerdo de la semana 31...
Estaba de vacaciones, mi hermana Bárbara vino a visitarnos a Menorca y hacía un calor de mil demonios. Entre unas cosas y otras acabé teniendo un bajón anímico importante, y la pobre mujer me ha visto llorando y/o enfadada muchas más veces de las que le habría gustado (lo siento hermanita).
Shekel, mi gato, se fue una noche de excursión y tardó dos días en aparecer; ya sé que es un gato y que los gatos hacen estas cosas, pero no puedo evitar angustiarme cuando veo que ya es de día y el gato no ha vuelto. Salimos a buscarle por los alrededores e incluso subimos a casa de la vecina (a veces le da por meterse allí y se queda encerrado) pero no le encontramos. Dos días después, a las 7 de la mañana, entró por la puerta como si tal cosa, vino a mi habitación mugriento y soltó un "miaaaaaauuu" bien alto para que supiéramos que ya estaba allí. Fue un gran alivio!
Los nervios además me jugaron otra mala pasada y el mismo día que Shekel había desaparecido tuve una pelea muy fuerte con Joan que se saldó con su marcha de casa (a instancias mías) y mi posterior arrepentimiento, pero no fuimos capaces de solucionarlo hasta dos días después tampoco, y la reconciliación fue bastante pobre, vamos que volvió a casa pero no conseguimos solucionar ninguna de las desavenencias que habían provocado la explosión.
Mientras todo esto ocurría en mi cabeza, sin embargo el bebé iba completamente a su bola, ya que seguía moviéndose normalmente y además creo que comenzó a encajarse en mi pelvis en aquellos días, ya que estando en la playa, sentí un dolor que presionaba bastante fuerte en la parte inferior de la cadera, y dicho dolor se irradiaba hacia mi vagina y riñones, y sólo conseguí aliviarlo colocándome en cuclillas en el suelo, como una rana. Me dolía tanto que sinceramente me importaba muy poco lo que pudiera pensar la gente que estaba alrededor ;-)

domingo, 12 de julio de 2009

30 Semanas

Hoy escribo desde un cibercafé, no me aclaro nada con este portátil y además en 15 minutos me tengo que ir, así que haré lo que pueda...

Toda esta semana he estado de vacaciones y me ha venido muy bien el tiempo libre para poder poner al día tanto la casa como las cosas del bebé.

Por fin se han producido avances en este campo, y a día de hoy ya tenemos en nuestro poder el moisés, la cuna y la silla de paseo (todo esto nos lo han prestado la hermana y el cuñado de Joan) y la bañera la fui a encargar el viernes por la mañana, y en unos 10 días la tendremos en Menorca. Bebé, esto empieza a tener forma!

También tuve visita el martes con la matrona, y fue sin duda la visita con mejores noticias desde que estoy embarazada. Por partes:

- Este mes no he engordado ni un gramo, de hecho he perdido medio kilo. Bien!
- El latido fetal y la altura del útero están perfectos, y éste último corresponde a las semanas de gestación, o lo que es lo mismo: "claro que tu barriga está creciendo" (últimamente algunas personas me habían "asustado" diciéndome que me la veían igual que hace 3 meses, y yo estaba llegando a la conclusión de que mi bebé no estaba creciendo como correspondía)
- El bebé ya está colocado cabeza abajo, o en "posición óptima de salida", y aunque está girado hacia el lado derecho de mi cuerpo, para mí está perfecto que haya abandonado la postura de toro sentado, ya que entre otras cosas no he vuelto a sentir ninguna patada enb el cuello del útero, lo cuál es genial. Ahora sin embargo noto una presión sobre la vejiga que me hace orinar más frecuentemente y unos movimientos de piececillos debajo de mi pecho que me hacen muchas cosquillitas.
- Y las próximas visitas las tengo con el anestesista, para hacer un electrocardiograma y otras pruebas para ponerme la epidural en caso de necesitarla el día del parto. Me preguntó la matrona que qué opinaba de la epidural y la dije que sin problemas, que intentaría aguantar sin ella todo lo que pudiera, pero si me la tenían que poner, que me la pusieran. No tengo ganas de hacer la heroína, sinceramente. Uf, me doy cuenta mientras escribo esto que en dos meses estaré pariendo y me entra el "acojone" otra vez...

Y bueno, aún me queda otra semana más de vacaciones, tiempo para seguir avanzando y descansando, que cada día me siento más pesada, y este calor no me está ayudando precisamente.


Buen fin de semana a tod@s!

jueves, 2 de julio de 2009

29 Semanas

De la semana que termina hoy diría sobre todo que me he encontrado bastante mal a causa del calor que hace estos días; y es que no se trata de tener calor, se trata de no dormir, de levantarme cansada, malhumorada, apática... De sentirme pesadísima y lenta, de marearme por menos de nada... De estar muy irritable, muy borde, y muy metida en mí misma para no liarla más... Y es que aunque el termómetro de casa se empeñe en decir que estamos a 29ºC, la humedad del aire es muy alta, del 90% aproximadamente, y esto hace que la sensación térmica sea de unos 37-38ºC... Unido a mis siete meses de embarazo, nos da una sensación de "43ºC, aquí no hay quién viva"

Por suerte el papi ha comprado hoy una piscina de plástico y la ha montado en el patio; lleva todo el día liado con el tema, se ha levantado a las 9 (y eso que es su día libre) y se ha presentado en el Lidl el primero para asegurarse de que no nos quedábamos sin; ha comprado una lona para ponerla debajo. Ha estado limpiando el patio a conciencia, inflando la piscina media mañana con un pequeño inflador de playa, hasta que se ha dado cuenta de que perdía aire, pobrecillo, estaba totalmente empapado de sudor! después, mientras llenaba los 3500 litros de agua, ha estado montando el filtro de la depuradora, y a las 9 de la noche todavía anda liado con la piscina; eso sí, me ha contado que no ha podido resistirse y se ha dado un bañito a pesar de que no está llena del todo, y la experiencia ha sido calificada como "de lujo". Así que para estos 15 días de vacaciones que empiezo el sábado, creo que ya tengo una cosa más en que pasar el tiempo: hacer el garbanzo metida en nuestra piscinilla. Papi ha sido muy tierno cuando me ha llevado al trabajo, que me ha dicho que mientras la montaba, se imaginaba que el próximo verano nos bañaríamos con el bebé y jugaríamos en el agua.




Debo reconocer que este santo varón está aguantando a una mujer enloquecida que tan pronto ríe como llora, como grita, como se disculpa, como que todo vuelve a empezar. El ambiente en casa se crispa rápidamente(lo crispo yo, lo crispan mis hormonas???) como si el aire estuviera impregnado de pólvora, de modo que salimos volando por los aires en cuestión de minutos. Me sorprendo a mí misma sintiéndome herida por sucesos o palabras que en otro momento de mi vida, no es que me hubieran dejado indiferente, pero desde luego no habrían provocado tanto "dolor". Y el despecho me hace saltar cual leona sobre el ofensor, que casi siempre es el papi por ser el que está más cerca básicamente. Y si no está cerca, la ofensa es precisamente esa, el que haya tenido que pasar todo el día sola porque él estaba trabajando, haciendo esos horarios imposibles de temporada de verano, y se fue cuando yo aún dormía, y vuelve cuando estoy a punto de acostarme.

Malos genios aparte, el bebé tiene cada vez más fuerza y mayor tamaño, lo sé porque lo siento moverse simultáneamente en lugares distantes entre sí de mi barriga, y además ya se aprecian desde fuera estos movimientos. Tiene la costumbre de quedarse completamente quieto cuando alguien que no sea yo pone su mano sobre mi vientre, de modo que hasta ahora parecía que me estaba inventando que se movía; sin embargo, esta mañana, el papi ha podido comprobar con sus propios ojos (abiertos como platos) cómo mi barriga se ondulaba y volvía a su sitio otra vez; te hemos pillado enanillo, ya no puedes esconderte!